31 MAYO DÍA MUNDIAL SIN TABACO

31.05.2020

El tabaco es una droga, desgraciadamente normalizada en nuestra sociedad, que tiene influencia directa sobre la salud del fumador, tanto activo como pasivo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el tabaco provoca la muerte de la mitad de sus fumadores, lo que supone 8 millones de muertes anuales en todo el mundo, de las cuales 1,2 millones son personas expuestas al humo ajeno. Por tanto, cuando decides fumar, no solo pones en riesgo tu salud, también la de las personas de tu alrededor.  

Gran parte de los fumadores afirman que no dejan de fumar porque no quieren, no porque no puedan. ¿Es esto cierto realmente?... La realidad es que fumar no le gusta a nadie, la prueba de ello es que la primera vez que fumaste un cigarro no te gustó, ¿por qué ahora crees que sí? Por el poder adictivo de la nicotina.

La nicotina es una sustancia estimulante, sin embargo, la mayor parte de fumadores cree que fumar relaja ¿por qué ocurre esto? Porque la nicotina calma la ansiedad provocada por falta de la sustancia en el cuerpo, lo cual es un síntoma del síndrome de abstinencia. Este dato es muy importante, ya que muchas veces reducir el estrés o la ansiedad justifica el hecho de fumar, sin embargo, FUMAR NO RELAJA.

Un paso fundamental para tratar de dejar el tabaco es conocer las consecuencias que puede desencadenar el consumo a corto y largo plazo. Todos sabemos que el tabaco es malo para la salud, pero ¿cuáles son realmente sus efectos?

EFECTOS A CORTO PLAZO

  • Fatiga
  • Alto riesgo de anginas y constipados
  • Tos
  • Pérdida de apetito
  • Alteraciones del ritmo cardiaco
  • Color amarillento de los dedos y dientes
  • Mal olor y aliento

EFECTOS A LARGO PLAZO

  • Bronquitis crónica
  • Enfisema pulmonar
  • Cáncer de pulmón
  • Enfermedades coronarias (cardiopatía isquémica, angina de pecho, infarto de miocardio...)
  • Accidentes cerebro vasculares
  • Enfermedades vasculares periféricas
  • Gastritis crónicas
  • Úlcera gastroduodenal
  • Esofagitis
  • Aumento de la probabilidad de abortos espontáneos, nacimientos prematuros y complicaciones durante el embarazo y el parto.

CÓMO DEJAR DE FUMAR

  • Haz una lista de las razones por las que quieres dejar el tabaco. Informarse en profundidad sobre los riesgos y el impacto en nuestra salud y economía es esencial a la hora de tomar una decisión. 

Debes ser consciente de que el tabaco es una droga que te controla, pero la realidad es que no la necesitas y tu vida será mejor sin ella.

  • Identifica los momentos en los que es más probable que fumes. Por ejemplo, en situaciones de estrés o bajo estado de ánimo, de fiesta, con café o alcohol, tras comer...
  • Control estimular: intenta retirar o eliminar todos los estímulos identificados con los que asocies la conducta de fumar. Por ejemplo, si sueles fumar después de tomarte un café, sustituye el café por un té, un refresco... por lo menos durante las primeras semanas. Después podrás ir exponiéndote a esas situaciones generando autocontrol.
  • Debes sentirte preparado para dejarlo. Hay que saber elegir el momento adecuado y debes elegirlo tú. Si estás pasando por una situación complicada te resultará mucho más difícil dejarlo que si lo intentas en un periodo de "calma".
  • Comunica a las personas de tu entorno que vas a intentarlo, buscando apoyo y comprensión ante situaciones en las que puedas estar más irritable. Pide que no te ofrezcan, y si es posible, que intenten no fumar en tu presencia.
  • Reducción progresiva: puedes empezar hoy reduciendo la cantidad de cigarrillos diarios en un 20% cada semana hasta llegar a 0, estableciéndolo como objetivos a corto plazo. Intenta registrar cada día el número de cigarros fumados y el momento, de esta manera podrás saber si estás cumpliendo con tus objetivos. También puedes reducir la cantidad de cigarro fumado, por ejemplo, fumando la mitad del cigarrillo.

Es muy importante registrar durante las primeras semanas la cantidad y frecuencia de los cigarrillos ya que con ello conseguiremos aumentar o mantener nuestra motivación.

  • Retrasar el momento de fumar: cuando tengas ganas de fumar intenta retrasar el cigarro mínimo media hora, de esta manera puedes aprender a controlar la ansiedad. Si te cuesta, puedes incluir técnicas de relajación.
  • Busca conductas incompatibles con fumar como por ejemplo hacer ejercicio. El deporte puede ayudar a dejar el tabaco ya que es una actividad estimulante.

Si te cuesta conseguirlo, no dudes en buscar ayuda profesional médica o psicológica que se convierta en una fuente de apoyo y motivación.

Recuerda que caer no es recaer, no tires por la borda todos tus avances por un consumo puntual. No es un fracaso, es una piedra en el camino que podemos superar. Esto no quiere decir que no tenga importancia fumarse un cigarro o que lo puedas hacer de vez en cuando, sino que a pesar de que debe evitarse, si lo haces no debes criminalizarlo o considerar perdidos todos los avances.

SÍNTOMAS DE ABSTINENCIA

Al dejar el tabaco van a aparecer una serie de síntomas normales a los que llamamos síntomas de abstinencia:

  • Deseo intenso de fumar.
  • Ansiedad, tensión, inquietud, frustración e impaciencia.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Alteraciones del sueño.
  • Cefaleas (dolores de cabeza)
  • Incremento del apetito que puede dar lugar a un aumento de peso.
  • Irritabilidad o depresión.

Si vas a dejar de fumar, tienes que ser consciente de que es probable que estos síntomas aparezcan, sin embargo, no dejes que sean un motivo para tirar la toalla, ya que a partir de la segunda semana estos síntomas van a ir desapareciendo.

¿QUÉ SUCEDE CUÁNDO DEJAS DE FUMAR?

20 min: el ritmo cardiaco baja

12 horas: niveles normales de dióxido de carbono en sangre

2 semanas: mejora de las funciones pulmonares y desaparición de la dependencia a la nicotina.

1-9 meses: la falta de oxígeno y la tos desaparecen significativamente.

1 año: el riesgo a padecer enfermedades coronarias es mucho menor.

5 años: se reduce el riesgo de ataques al corazón.

10 años: menor riesgo de padecer cáncer de boca, garganta, esófago, vejiga, riñón y páncreas.

15 años: el riesgo a padecer enfermedades coronarias es el mismo que el de un no fumador.

Tú puedes. No es fácil, pero tampoco es imposible. Todo parece mucho más difícil hasta que se intenta.

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